El hombre adulto hallado en el Edificio Piramidal Mayor constituye un caso único; él debió estar vinculado con la importancia de este edificio y con las circunstancias sociales que se dieron, por coincidencia, para su sacrificio. Se han realizado investigaciones, aparte de la arqueológica, en antropología física, fisonomía facial y antropología, que han permitido avanzar en las interpretaciones sobre su rol en la sociedad, su estado de salud, su fisonomía y su muerte.
Hallado entre una capa de tierra y piedras, depositada para enterrar el recinto ceremonial, en un período de renovación arquitectónica del Edificio Piramidal Mayor. El cuerpo estaba desnudo, con los brazos extendidos y cruzados en la espalda y no llevaba ninguna ofrenda.
Entre las conclusiones a las que se ha podido llegar se encuentran:
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Salud precaria en su infancia derivada de una dieta baja en hierro. Lactancia materna prolongada.
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Osteoartritis precoz de la columna dorsal baja y lumbar, patología asociada a un trauma crónico de origen
laboral, como la carga de peso excesivo durante un tiempo prolongado.
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Lesiones en las articulaciones metatarso falángicas de ambos pies (osteocondritis dissecans), patología que se
presenta en personas jóvenes que esfuerzan mucho sus articulaciones de manera repetitiva.
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Existe evidencia suficiente para proponer que este individuo fue sacrificado. Así lo indican los traumas
cráneo-encefálicos y la posición trasversal en la cual fue hallado el cadáver, con los brazos cruzados en la
espalda.
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Las condiciones de su columna y pies permiten interpretar que se trató de alguien dedicado al transporte de
materiales para la construcción y remodelación de los templos o para el comercio; habría llevado cargas a
largas distancias. Es probable que fuera un trabajador proveniente de un grupo étnico foráneo.
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