En los varios edificios de la Ciudad Sagrada de Caral y Miraya se ha encontrado, en contextos ceremoniales, más de un centenar y medio de figuras modeladas con representaciones humanas, manufacturadas en arcilla no cocida, de 4,7 a 10,5 centímetros de altura.
Estas figuras modeladas, mayormente rotas y con ausencia de algunas piezas, como brazos, piernas o cabeza, formaron parte de rituales relacionados con la renovación de los edificios y la propiciación de fertilidad. Habrían sustituido a los humanos en los sacrificios rituales.
A través de su análisis se viene obteniendo información sobre la vestimenta, tocados y peinados de los personajes representados; se pueden apreciar los estilos diferentes en el atuendo personal, de acuerdo a las distinciones de género, edad y posición social, que revelan la compleja estructura social que caracterizó a la Civilización Caral.
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