Mejora la producción del algodón de colores en Caral

El control biológico ayuda a combatir las plagas. También se ha logrado mejor calidad de las semillas

La Civilización Caral, Patrimonio Mundial, logró el éxito y su crecimiento porque fue el centro de una amplia red de intercambio y reciprocidad que se extendió por la costa, la sierra y la selva. Su principal cultivo fue el algodón, el que usaron para elaborar ropa y redes de pesca que les servía para intercambiar por productos de otras regiones; uno de esos productos fue el pescado -sobre todo la anchoveta-, moluscos, entre otros.

El insumo que utilizaban para elaborar las tan preciadas redes de pesca, se conoce hoy como el algodón nativo de colores, el registro arqueológico evidencia que en Caral había mucho de este algodón, especialmente el marrón, con una serie de matices. Con la llegada de los españoles se impuso el algodón blanco y se fue descartando el de colores; es más, ya en la época republicana (1940) se prohibió y persiguió su cultivo.

La Dra. Ruth Shady Solís, Directora de la Zona Arqueológica Caral, Unidad Ejecutora 003, adscrita al Ministerio de Cultura, decidió hace unos años, junto a un equipo de trabajo multidisciplinario, rescatar el algodón nativo de Caral y ponerlo en valor; para eso solicitaron el apoyo de la empresa San Fernando S.A.C. En una hectárea de terreno se echó a andar lo que se conoce como “la chacra demostrativa”, ingenieros y biólogos empezaron a cultivar semillas que con el tiempo han ido mejorando y este año han conseguido que cada planta tenga en promedio 180 bellotas, esto proyecta una cosecha para este año, entre 25 y 30 quintales, casi 8 quintales más, respecto de 2015.

Los bichos y plagas que afectan su cultivo son atacados de manera ecológica, para ello aplican la técnica del “control biológico”, cada cierta distancia hay una botella que contiene hormonas que atrae a los bichos machos y los neutraliza, impidiendo su reproducción; en esta etapa experimental se puede asegurar que se ha logrado un mejor rendimiento de la producción y una mejora genética en la semilla.

A la par de la investigación y el cultivo, un grupo de mujeres de la zona conformaron la asociación denominada Llampu Maki (Manos Suaves) que empezó a cardar, hilar y tejer hasta lograr trabajos de primera calidad, que ya se expone y vende en ferias especializadas; en cuanto haya una mayor producción se espera mejorar el proceso con la ayuda de la Universidad Nacional de Ingeniería. Incluso, algunos diseñadores han expresado su interés en contribuir con los diseños siguiendo las tendencias de la moda internacional.

Los especialistas aseguran que el sólo hecho de no utilizar tintes químicos en las prendas de vestir, le da un valor agregado al algodón nativo de colores que nuestros antepasados ya conocían y manufacturaban hace cinco mil años. Sin duda, una contribución más al mundo, de la Civilización Caral, la más antigua de nuestro país y de América.

Fuente: Prensa ZAC

Fecha de publicación: 29/02/2016