Los primeros científicos de la región estaban en Caral

Un sistema antisísmicos, un método para mantener vivo el fuego y un observatorio fueron algunos de los avances en Caral.

Hace unos 5.000 años, la civilización de Caral, la más antigua del Perú y de América, era consciente de que vivía en un territorio vulnerable a los sismos y que también podía predecir el clima al observar el comportamiento de los astros. Sin necesitar los modernos laboratorios y maquinarias que tienen los científicos de hoy, la sociedad de Caral (3000-1800 a. C.) desarrolló avanzados sistemas que hasta la fecha dejan con la boca abierta a especialistas nacionales e internacionales.

“Le dieron mucha importancia a la ciencia, al conocimiento, a la identificación de los problemas y búsqueda de soluciones. Y para ello formaron especialistas en diversas áreas”, explicó a El Comercio Ruth Shady, directora de la zona arqueológica Caral, durante la conferencia de prensa por el vigésimo segundo aniversario del descubrimiento de la civilización.

Arquitectura y astronomía

Shady pide dejar atrás la creencia de que la ciencia tal como la conocemos –un conjunto estructurado de conocimientos obtenidos a través de la observación y razonamiento– llegó con los europeos. Y no le falta razón.

Caral –ubicada en el valle medio del río Supe, en la provincia de Barranca– se preocupó de uno de los problemas que más afectan a la costa peruana: los sismos.

Para evitar los estragos y fatalidades ocasionados por estos fenómenos, la gente de Caral usó muros de contención detrás de ciertas plataformas, las cuales se rellenaban con shicras –bolsas hechas con fibras vegetales y llenas de bloques de piedra–.

Las shicras daban estabilidad a las estructuras en los temblores o terremotos al distribuir las ondas sísmicas por todo el edificio, para así mitigar la destrucción. Shady agregó que expertos japoneses buscan usar este método ancestral para construir edificios modernos.

Pero la preocupación de este pueblo no solo estaba en la Tierra, sino también en el cielo. A las afueras de Caral, se ha descubierto un observatorio subterráneo, el cual poseía un techo y escaleras.

“Desde ese lugar observaban y analizaban el paso de los astros, y es que desde allí sale una serie de alineamientos de piedras hacia el horizonte. Las líneas son marcadores para registrar el movimiento del Sol u otros astros”, explica a este Diario Shady.

Energía y cultivo

Los especialistas caralinos supieron también manejar el viento y el fuego a su favor. Para esto utilizaron el principio de Venturi –un fenómeno demostrado en Europa en 1797–. Este principio sirve para reducir la velocidad de un fluido al pasar por un conducto de diámetro pequeño.

En el caso de la civilización peruana, utilizaron este conocimiento para construir conductos de ventilación subterráneos para que mantuviesen vivo el fuego de forma permanente, sin la intervención humana.

Shady y su equipo también determinaron que en Caral supieron manejar el cultivo de plantas, lo que le permitió conseguir varios tipos de algodón de colores. “No solo se quedaron con un algodón nativo, sino que necesitaron obtener colores que se diferenciaran entre sí, cuidando que los colores no se mezclaran”, comenta la experta.

Con estos hallazgos, se confirma que la ciencia no es algo que llegó desde fuera a la región, sino que fue producto de encontrar solución a los problemas de la época.

Más datos

Formación. Se han identificado hasta la fecha 25 asentamientos que pertenecen a Caral. Actualmente se trabajan 11.

Manejando el ambiente. Los caralinos crearon ríos mediante las amunas, una técnica que consiste en captar el agua de lluvia que se escurre desde las alturas a través de acequias y llevarlas a zonas específicas.

NOTA-EL.COMERCIO-19-10-2016

Fuente: Diario el Comercio

Fecha de publicación: 19/10/2016